A menudo oímos hablar del Pocero de Seseña como paradigma de la especulación, y esto no es del todo cierto; el Pocero de Seseña representa el paradigma de la corrupción, pero no el de la especulación. En Barcelona existe una promoción que constituye un ejemplo claro de lo que es la especulación inmobiliaria: ofrecer un producto a un precio sobredimensionado gracias a las expectativas de negocio futuro del mercado. Es el caso de la promoción Justicia, en el barrio de Porta Sóller de Nou Barris, en Barcelona.
La promoción se llama Justicia y la conforma un conjunto de viviendas (entorno a 70) de las cuales, más del 90% están vacías porque no se han vendido. Al promotor tanto le da si están vacías o no, sólo quiere sacarles el máximo beneficio vendiéndolas, por eso tampoco las alquila. Y además, al ser una promoción nueva, con acabados de lujo y bien comunicada, su valor no puede hacer más que aumentar con el paso del tiempo. Entonces, ¿por qué se llama "Justicia" una promoción especulativa con un alto valor antisocial? Esta pregunta es la más fácil de contestar: el promotor es el señor Justicia, un obrero del barrio que ha ganado mucho dinero construyendo y que vio el momento de adquirir un terreno y promover su propia construcción. El Sr. Justicia tiene cubiertas sus necesidades y el coste de la obra lo cubrió con sus ahorros, de tal manera que no tiene prisa por vender ni por poner los pisos a disposición de sus vecinos en régimen de alquiler o cualquier otro, por muy Injusta que sea esta situación. El típico caso del pelotazo obrero elevado a la máxima potencia (el pelotazo del proletariado se define por la compraventa de pisos, pero a pequeña escala).
Por tanto, esta promoción seguirá erguida y posiblemente vacía a menos que alguien lo remedie porque, para más INRI, esta promoción de semi-lujo está rodeada de muchas otras promociones construídas o en proceso de construcción que, posiblemente, tengan que rebajar precios para vender porque se trata de negocios corporativos.
De este modo doy por contestada la pregunta del "ilustre" director del master de gestión inmobiliaria de la Universidad de Barcelona, el dr. Bernardos. Él supone que la pregunta clave es la siguiente: ¿los promotores inmobiliarios prefieren arruinarse a rebajar los precios? Pues va a ser que no, que muchos de ellos no se han arruinado y no se arruinarán, de tal modo que pueden esperar al siguiente ciclo especulativo para colocar su mercancía que, paradójicamente, se identifica claramente con el objeto de nuestros deseos y derechos, las viviendas. El resto sufrirán los efectos de la rapiña, pero los que puedan aguantar el tirón se fortalecerán más. Incluso en el caso que tengan que rebajar márgenes vendiendo más barato, podrán ir al mercado que han destrozado a comprar más barato y seguir acumulando para cuando vuelvan las vacas gordas. Eso, claro está, siempre que nadie lo evite, y no me refiero únicamente a los políticos.
dimecres, 16 de juliol del 2008
JUSTICIA: el paradigma de la especulación
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