Lo primero que te enseñan cuando entras en la Facultad de Derecho es que el Derecho es fruto de la lucha social y te lanzan a conciencia el discurso de Jhering que, de hecho, hablaba de nacionalismo y no de derechos sociales, como te habrías imaginado. Antes de acabar la carrera ya te has dado cuenta de que era, como solemos decir, una moralina, una moralina de profesores frustados que deben mantener cierto progresismo en su discurso, como intentando aparentar que no sabemos que ellos ya han sido absorvidos por el discurso oficial y son parte de la lucha entre tribus por el poder, pues de otro modo no seguirían en ese rincón de la vida.
Últimamente, los cambios acontecidos en la comprensión del Derecho son, por decirlo claro y rápidamente, espeluznantes. Ordenanzas que te prohiben cantar, quitarte la camiseta o jugar con un monopatín; aplicación (en modo terrorista de Estado) del principio de precaución, surgido de la lucha por la protección del medio ambiente, al ámbito de la seguridad internacional, como si fuera un 'derecho a la guerra'; expulsiones masivas de extranjeros sin ninguna respuesta internacional; legislación hipotecaria que te deja sin casa y con una deuda de por vida; corrupción urbanísitca mediante planes urbanísticos y convenios secretos sin perseguir ni castigar; doctrinas judiciales especiales para banqueros; campos de internamiento para extranjeros con periodos legales de estancia cada vez más largos y cada vez más masificados; políticas de reclusión de menores en cárceles encubiertas donde el maltrato y los suicidio están a la orden del día; ...
El Derecho ha acabado por dar cobertura a todos los comportamientos antisociales habidos y por haber y, en los últimos años, su capacidad para desmontar el entramado de derechos conquistados tras largas, duras y sangrientas luchas, ha demostrado ser infalible, implacable, arrolladora. Exponencialmente, el Derecho ya no atiende a razones, su adaptación a la realidad es cada vez más aberrante, más arbitraria, menos acomplejada. Es como el caso de los tomates: a principios de siglo XX un abogado consiguió que se considerara el tomate como una verdura cuando en realidad era una fruta, ganando una reducción de impuestos a su cliente. El canon digital es un exponente del mismo fenómeno: aplicar una norma a una realidad que nada tiene que ver con el supuesto sancionado legalmente. El canon digital, por ejemplo, ha sido origen del robo más espectacular de toda la historia reciente. Autores cobrando ingentes sumas de dinero por el uso que nosotros hacemos del ordenador visualizando blogs, utilizando nuestras fotografías, documentos públicos: esto es, apropiándose la remuneración por los derechos de terceros.
El derecho es sinónimo de SAQUEO generalizado. Miren sino lo que sucede con los sectores 'esenciales', otrora servicios públicos, hoy señoríos de especuladores y mafiosos. Y es un saqueo PELIGROSO. Lo acontecido en Fukushima lo demuestra: el que tiene poder puede aniquilar la salud de una sociedad y quedar impune. Con semejante premio, a quién no le gustaría jugar... "No estamos rodeados más que de ladrones y traidores" dice un hombre en la televisión, "Es un engaño de los de arriba", dice otro. Y ahora ya, con desfachatez, se ha dispersado la inmundicia del pisoteo al otro de una forma alucinante. "Antes eran los pistoleros, ahora sois vosotros" me dijo ayer un manifestante escribiéndolo a las puertas de un sindicato mayoritario. Más razón que un santo, hasta los sindicatos nos han traicionado por unas míseras migajas.
Lo siento por usted, si antes creíamos que todavía era necesaria la lucha por los derechos (vivienda, salud, educación, etcétera) y por unas decisiones normativas justas, ahora hemos visto claro que hay que pasar página porque esta ya la hemos leído enterita... y no ha acabado muy bien, que digamos. No es que hayamos cambiado de táctica ni de objetivos, es que la realidad ha cambiado y se ha vuelto contra nosotros. Nos han robado la ingenuidad de un plumazo.
Ha llegado el momento de parar desahucios, crear cooperativas de trabajo, cooperativas de consumo, cooperativas de autogestión financiera, encerrarse en los centros sanitarios para evitar su cierre, manifestaciones masivas, acampadas, señalamientos, gritos, sabotajes, neutralización de dispositivos policiales, redes populares de telecomunicaciones, librerías, asambleas, conciertos solidarios, huertos comunitarios, lecturas colectivas, talleres de costura, misiones de ayuda humanitaria, prensa de base, radios populares, ocupaciones de espacios públicos y privados, torneos sin vencidos, certámenes sin premios, huelgas, piquetes, caceroladas, y así hasta el infinito y más allá...
Esta es nuestra lucha contra el Derecho (y por la humanidad, como dirían unos amigos). No queda otra, ya no, no más.
Hemos dejado las armas por el ordenador y la pala, hemos dejado la burocracia y hemos tomado la autoorganización, hemos dejado de escuchar para tomar la palabra, hemos dejado de obedecer para crear, hemos abierto los ojos y ya no los volveremos a cerrar. Y que nos quiten los soñao, porque hemos cogido el rumbo y lo iremos decidiendo colectivamente, entre todas las personas que queremos compartir el mundo, la sonrisa y la mirada.
(Así, de un tirón, a jueves 21 de julio de 2011, 11:15 AM)
dijous, 21 de juliol del 2011
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